La ciencia está llena de misterios e historias que nos sorprenden cada día. Alfred Nobel, el químico inventor de la dinamita, contribuyó al desarrollo de ferrocarriles, puentes y túneles. Sin embargo, lo que menos imaginaba era que sus descubrimientos se usarían con fines bélicos.
Esa fue la razón principal por la que fundó los Premios Nobel: reparar el daño que indirectamente había causado. Hasta la fecha, se han entregado más de 975 premios en diversas áreas, desde las ciencias básicas como Física, Química y Medicina hasta el Premio Nobel de la Paz, Literatura o Economía.
Hasta 1980, las medallas se fabricaban con oro de 23 quilates, pero hoy en día son más pequeñas y menos pesadas, con oro de 18 quilates. Sin embargo, eso no cambia el prestigio que supone recibir este excepcional galardón.
Pero en la 2º Guerra Mundial surgió una historia realmente muy muy curiosa…
Los Nazis se quieren llevar nuestras medallas del Nobel
La web de la organización relata historias realmente peculiares. Por ejemplo, los primeros galardonados en 1901 no recibieron las medallas «reales» hasta 1902 porque los diseños aún no estaban terminados.
Pero la historia más intrigante está relacionada con las medallas de los científicos Max von Laue (1914), James Franck (1925) y Niels Bohr (1922), todos ellos Premios Nobel de Física durante la Segunda Guerra Mundial.
Preocupados por el afán de los nazis de «pedir prestadas» sin devolución objetos valiosos, estos científicos buscaron una solución para proteger sus medallas. Las de von Laue y Franck se encontraban en el Instituto Nórdico de Física Teórica de Bohr en Copenhague, ciudad que ya había sido invadida por los nazis.
Enviarlas a otro país era un delito, ya que sus nombres estaban grabados en la parte posterior. Entonces, se les ocurrió una idea que solo a un científico se le podría ocurrir: disolverlas.
Guardarlas en un cajón no era una opción
El ingenio del modelo atómico llevó a estos científicos a disolver las medallas de von Laue y Franck en agua regia, una mezcla de ácido clorhídrico y ácido nítrico en proporción 3:1.
El oro es un metal noble, extremadamente poco reactivo y difícil de disolver, de ahí su nombre. El agua regia, llamada así por su capacidad para disolver metales nobles, fue la solución.
¿Qué es el agua regia?
Es una mezcla de ácidos fuertes, fácil de preparar, aunque comprar los ácidos puede ser más complicado. Se desaconseja totalmente su uso doméstico, ya que sus vapores son venenosos y el líquido puede dañar los recipientes y causar diversos daños materiales.
El ácido nítrico, responsable del desagradable olor al preparar la solución, irrita la membrana mucosa del ojo y el tracto respiratorio. Sin embargo, imaginemos lo siguiente:
El agua regia es capaz de disolver metales como el oro, el platino, el paladio o el níquel. Pocos elementos se le escapan, solo el tungsteno (wolframio) y el osmio. Su excelente capacidad corrosiva le da múltiples usos en la industria y los laboratorios científicos.
Principalmente se utiliza para eliminar residuos metálicos del material de laboratorio pero también se puede llegar a utilizar para:
- Ciencia de suelos (para la digestión de muestras del suelo)
- Reactivo de laboratorio
- Producción de ácido tetracloroáurico (III), utilizado este en baños de oro y en maquinaria industrial para refinar oro
Así es como reacciona el oro con el agua regia: Au + HNO 3 + 4 HCl → AuCl4- + H+ + NO + 2 H2O
¿Cómo acaba la historia?
A pesar de registrar meticulosamente el Instituto, los nazis no encontraron las medallas. Al final de la guerra, los científicos recuperaron la disolución, el oro fue extraído y la Fundación Nobel les entregó nuevas medallas. La de Bohr, por su parte, había sido donada a una subasta para recaudar fondos para el Fondo de Ayuda de Finlandia. Tras la guerra, un comprador anónimo la adquirió y la donó al Museo Histórico Danés, donde se conserva hasta el día de hoy.
Cada año se descubren nuevas historias como esta, y la química, como la del agua regia, nunca deja de sorprendernos y hacer que estas historias sean aún más interesantes. Pero, sobre todo, las hace más científicas. A pesar de estas vicisitudes, los Premios Nobel mantienen su prestigio y son considerados una referencia en los campos que galardonan.
Nosotros esperamos poder optar algún día al Premio Nobel de Divulgación. ¿Y tú? ¿Qué ciencia te apasiona?
Conclusiones
La historia de las medallas Nobel disueltas es un ejemplo de la capacidad de la ciencia para ser utilizada tanto para el bien como para el mal. También es un recordatorio del valor del conocimiento y la importancia de protegerlo de aquellos que buscan destruirlo.
Bibliografía
PCC: https://www.products.pcc.eu/es/blog/que-es-el-agua-regia-y-para-que-sirve/