Los humedales, aunque a menudo pasados por alto, son ecosistemas esenciales que sostienen la vida en múltiples formas. Su presencia no solo define paisajes únicos, sino que también desempeña un papel crucial en la regulación del agua, la mitigación del cambio climático y la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, estos valiosos ecosistemas enfrentan una alarmante tasa de destrucción y degradación, poniendo en riesgo los innumerables beneficios que ofrecen.
En este artículo, exploraremos las características, funciones y desafíos de los humedales, destacando su importancia como pilares de la naturaleza y su estrecha relación con la salud del planeta. También reflexionaremos sobre cómo las acciones humanas pueden marcar la diferencia para proteger estos tesoros naturales.
¿Qué es un humedal?
En esencia, los humedales son áreas del paisaje definidas por la presencia de agua, que actúa como un factor clave en sus procesos biológicos, físicos y químicos. Estos ecosistemas son zonas de transición entre sistemas terrestres y acuáticos, que pueden permanecer inundados de forma permanente o temporal. Según Keddy (2000), un humedal es un ecosistema cuyo origen está ligado a procesos de inundación, lo que genera suelos dominados por condiciones anaeróbicas (aquellas en las que no hay oxígeno disponible o está presente en cantidades extremadamente bajas) que determinan su estructura y funcionamiento.
Los humedales pueden formarse en depresiones del terreno, zonas de afloramiento de aguas subterráneas, en las orillas de lagos, ríos o mares, e incluso en las colas de embalses.
Las características principales de los humedales incluyen:
- Presencia de agua en algún momento del año. El agua puede estar por encima, por debajo, cerca o en la superficie del suelo, y puede proceder de aguas subterráneas, superficiales o de precipitaciones.
- Presencia de plantas hidrófitas. Estas son plantas «amantes del agua», adaptadas a entornos acuáticos o suelos saturados con baja disponibilidad de oxígeno. Ejemplos de estas plantas son los juncos y los nenúfares.
- Suelos saturados de agua o inundados. Se refiere a suelos que se encharcan o inundan de forma repetida o constante. La presencia de agua y los bajos niveles de oxígeno en el suelo provocan cambios graduales en las propiedades del suelo. Una característica de estos suelos es el olor a ‘huevo podrido’.

Día Mundial de los humedales
Desde hace 25 años, el 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales, una fecha destinada a sensibilizar a la población sobre la importancia crucial de estos ecosistemas para el planeta. Esta conmemoración también marca la adopción de la Convención de Ramsar sobre los Humedales de Importancia Internacional, firmada en 1971 en la ciudad de Ramsar, Irán, como un tratado global para su protección. Actualmente, 171 países, incluido España, han ratificado este acuerdo.
A pesar de ello, desde la entrada en vigor de la Convención, más de un tercio de los humedales del mundo han desaparecido, con una tasa de pérdida tres veces superior a la de los bosques. Estos ecosistemas desempeñan un papel esencial en la biodiversidad, la mitigación y adaptación al cambio climático, la provisión de agua dulce, el sostenimiento de economías globales y mucho más. Es urgente aumentar la concienciación pública, tanto a nivel nacional como global, para detener la acelerada pérdida de humedales y fomentar su conservación y restauración.
Funciones e importancia de los humedales
Los humedales ofrecen múltiples servicios ecosistémicos esenciales para las personas y el medio ambiente. Estos servicios son los beneficios que las personas obtienen directa o indirectamente de los ecosistemas, desde el aire limpio que respiramos hasta los alimentos que consumimos.
Entre los servicios ecosistémicos que proporcionan los humedales se encuentran:
- Control de inundaciones: Actúan como «esponjas», absorbiendo el exceso de agua durante lluvias intensas y reduciendo el riesgo de daños materiales y pérdidas humanas. Media hectárea de humedal puede almacenar más de 3,7 millones de litros de agua de inundaciones.
- Recarga de aguas subterráneas: Retienen el agua de lluvia o del deshielo y la filtran lentamente a las aguas subterráneas y acuíferos a los que se encuentran conectados.
- Protección del litoral: Los humedales que se extienden a lo largo de las orillas de los lagos o los ríos ayudan a proteger los suelos de la costa de la erosión causada por las fuerzas de las olas y las corrientes. Disipan la energía de olas y corrientes, estabilizando los suelos con la ayuda de la vegetación de raíces profundas.
- Retención de sedimentos y nutrientes: Funcionan como ‘trampas naturales’ absorbiendo nutrientes y mejoran la calidad del agua al retener los sedimentos.
- Depuración del agua: Filtran contaminantes disueltos en el agua procedentes de la aplicación de fertilizantes y aguas residuales mediante las raíces de las plantas y los microorganismos del suelo. Una práctica actual es la construcción de humedales artificiales para el tratamiento de aguas residuales.
- Reservas de biodiversidad: Proporcionan hábitats únicos y constituyen puntos clave para la conservación de una gran variedad de especies de aves, peces, mamíferos, reptiles y anfibios, incluidas muchas amenazadas.
- Provisión de recursos: Proporcionan productos naturales como pescado, madera, arroz, plantas medicinales y otros materiales esenciales para la población.
- Valores culturales: Suelen estar asociados a tradiciones y prácticas culturales arraigadas, ofreciendo valores espirituales, inspiradores y educativos.
- Ocio y turismo: Son lugares ideales para actividades ecoturísticas, como observación de aves, fotografía y senderismo.
- Mitigación y adaptación al cambio climático: Los humedales no solo regulan el clima local, sino que también actúan como sumideros naturales de carbono, ayudando a mitigar el aumento de gases de efecto invernadero generado por actividades humanas. Su capacidad para retener carbono está vinculada a la actividad biológica de los microorganismos, así como de las plantas acuáticas que realizan la fotosíntesis. Se estima que los humedales contienen un tercio del carbono mundial. Además, también contribuyen al proceso de desnitrificación, llevado a cabo por microorganismos, el cual elimina nitrógeno reactivo del ecosistema y lo devuelven a la atmósfera como gas inerte (N₂). Este proceso contribuye a la reducción del exceso de nitrógeno en los ecosistemas terrestres.

Cada tipo de humedal ofrece servicios ecosistémicos diferentes e inestimables y su conservación es clave para mantener la biodiversidad y combatir el cambio climático.
Tipos de humedales
Existen muchos tipos diferentes de humedales, cada uno de ellos determinado por su hidrología, la química del agua, los suelos y las especies vegetales que allí se encuentran. De manera general, los humedales se dividen en dos categorías: costeros o continentales, según su ubicación y las dinámicas ecológicas que los definen.
- Los humedales costeros son aquellos ubicados en las zonas costeras y que generalmente están influenciados por el agua salada o salobre (mezcla de agua dulce y salada). Dentro de esta categoría se encuentran, entre otros, los manglares, marismas salinas y estuarios.
Los manglares se localizan en regiones tropicales y subtropicales y se caracterizan por presentar un impenetrable laberinto de árboles halófilos (amantes de la sal) que sirve de protección a numerosos animales.

Las marismas salinas son áreas permanentemente inundadas por agua salada o que se inundan durante largos periodos de tiempo, dominadas por plantas halófitas (tolerantes a la sal), cuyos tallos emergen por encima de la superficie del agua.

Los estuarios son zonas donde el agua dulce de los ríos se mezcla con el agua salada del mar.

- Los humedales continentales son aquellos que se encuentran en el interior de los continentes, alimentados por agua dulce proveniente de ríos, lagos, precipitaciones o aguas subterráneas. Incluyen una gran diversidad de tipos, tales como:
Charcas, que se llenan de agua en ciertas épocas del año.

Lagunas: Cuerpos de agua dulce permanentes o estacionales, de un tamaño superior a las charcas.

Turberas: Humedales donde se acumula materia orgánica parcialmente descompuesta (turba), en climas fríos o húmedos. Las turberas almacenan enormes cantidades de carbono, por lo que desempeñan un papel crucial en la regulación del clima global.

Pantanos: capas de agua estancada y poco profunda con vegetación emergente, como juncos o cañaverales.

Los humedales también se pueden clasificar en permanentes (siempre saturados o inundados) o estacionales (solo inundados en ciertas épocas del año) y en naturales o artificiales (creados por el ser humano, como presas, embalses y salinas).
Humedales españoles
España cuenta con un patrimonio húmedo estimado de al menos 2.000 humedales. La mayor parte de ellos son continentales (92%), aunque en superficie supongan sólo el 14% del total. Por el contrario, los humedales costeros son escasos en número, pero poseen una gran extensión (86%). De todos los humedales de España, hay 76 incluidos en la lista Ramsar (Imagen 10), según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). Cuando uno de estos ecosistemas se incluye en la categoría de sitio Ramsar, significa que es un humedal de importancia internacional.


Los dos primeros humedales españoles en ser incluidos en la Lista Ramsar fueron el Parque Nacional de Doñana (situado en las provincias andaluzas de Huelva, Sevilla y Cádiz) y el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel (provincia de Ciudad Real) (Imagen 11 y 12, respectivamente).


Amenazas de los humedales
A medida que la población mundial crece, los humedales se enfrentan a amenazas alarmantes, desapareciendo tres veces más rápido que los bosques. En España, a principios del siglo XX se calculaba que podía haber unas 280.000 hectáreas de humedales, cifra que se ha reducido hasta el día de hoy a 115.000, en unos 2.000 humedales. Es decir, tan solo en este siglo se ha perdido más del 60 %, según datos de Global Nature.
Con la pérdida de los humedales también se produce la pérdida de los servicios ecosistémicos que nos ofrecen (mencionados en apartados anteriores).
Entre las principales amenazas a las que se enfrentan los humedales en la actualidad se encuentran:
- Desecaciones. Numerosos humedales conectados con acuíferos han sido objeto de drenajes y desecaciones debido a la extracción masiva de agua para regadío, como es el caso de las Tablas de Daimiel o Doñana. Algunos incluso han sido convertidos en terrenos de cultivo.
- Contaminación y eutrofización. Constituyen graves amenazas, afectando a la calidad del agua, la biodiversidad y el equilibrio ecológico. La eutrofización es un tipo de contaminación causada por el exceso de nutrientes, como los provenientes de la agricultura o la industria. Un conocido ejemplo de esto fue la ‘Sopa Verde del Mar Menor’ en 2016, en la que se pasó de un Mar Menor de aguas cristalinas a aguas verdes y turbias (puedes leer más aquí: https://microbacterium.es/contaminacion-por-nitratos-amenaza-agricultura).
- Eliminación de la vegetación periférica. La eliminación de la vegetación periférica (como pastizales y juncales) con fines agrícolas afecta gravemente a los humedales. Esta vegetación es esencial para la flora y fauna, además de para fijar el sustrato y reducir el arrastre de sedimentos.
- Colonización por especies invasoras, como el cangrejo americano y la carpa. Estos organismos son grandes consumidores de plantas sumergidas, lo que hace que compitan por el alimento con otros organismos. Además, su actividad incluye la remoción de los fondos acuáticos, lo que contribuye a enturbiar el agua.
- Modificación o alteración de las cubetas. Uno de los cambios más impactantes ha sido la excavación y recrecimiento de cubetas para aumentar el almacenamiento, aprovechar la energía hidroeléctrica y favorecer la pesca, lo que ha generado problemas como la colmatación por exceso de sedimentos.
Conservación y restauración de los humedales
A pesar de la adopción de la Convención Ramsar en 1971, más de un tercio de estos ecosistemas ha sido destruido y su pérdida continúa a un ritmo alarmante. Sin embargo, los proyectos de restauración y conservación brindan esperanza para su recuperación.
La conservación de los humedales exige un enfoque integral que combine diversas estrategias:
- Áreas protegidas: Declarar humedales como áreas protegidas es fundamental para su conservación, ya que establece un marco para gestionar y protegerlos de actividades perjudiciales.
- Seguimiento e investigación: Es esencial comprender las dinámicas de los humedales y las amenazas que enfrentan. Esta información es fundamental para fundamentar decisiones efectivas de gestión y conservación.
- Participación comunitaria: Involucrar a las comunidades locales asegura un uso sostenible de los humedales y fomenta el apoyo a las iniciativas de conservación por parte de quienes dependen de ellos.
- Planificación de la gestión: Diseñar planes de gestión que consideren las particularidades ecológicas, culturales y económicas de cada humedal es crucial para su conservación.
En España, la gestión y recuperación de humedales es relativamente reciente. Aunque humedales como Doñana (1969) y Las Tablas de Daimiel (1973) fueron declarados parques nacionales, no fue hasta los años 80 cuando se emprendieron proyectos más ambiciosos de restauración y manejo, marcando un hito en la conservación de estos ecosistemas.
Conclusión
Los humedales son ecosistemas fundamentales que ofrecen una amplia gama de servicios ecosistémicos esenciales, como la regulación hídrica, la conservación de la biodiversidad y la adaptación y mitigación del cambio climático. Sin embargo, enfrentan una alarmante pérdida debido a desecaciones, contaminación, especies invasoras y otras actividades humanas no sostenibles.
A pesar de su protección internacional bajo la Convención Ramsar, la destrucción de más de un tercio de los humedales desde 1971 refleja la necesidad urgente de estrategias integrales de conservación y restauración. Esto incluye declarar áreas protegidas, promover la participación comunitaria, diseñar planes de gestión adaptativos y fomentar la investigación para una toma de decisiones informada.
En España, aunque los esfuerzos de conservación comenzaron con la declaración de parques nacionales como Doñana y Las Tablas de Daimiel, los proyectos serios de recuperación y manejo solo ganaron impulso en las últimas décadas. Asegurar la sostenibilidad de los humedales requiere una acción coordinada para revertir su pérdida y garantizar los múltiples beneficios que ofrecen para las personas y el medio ambiente.
Bibliografía
- Maltby, E., & Barker, T. (Eds.). (2009). The Wetlands Handbook, 2 Volume Set. John Wiley & Sons.
- Mitsch, W. J., & Gosselink, J. G. (2015). Wetlands. John wiley & sons.
- The Wetlands initiative (https://www.wetlands-initiative.org/what-is-a-wetland).
- U.S. Environmental Protection Agency. (n.d.). Mangrove swamps. EPA. Obtenido de https://www.epa.gov/wetlands/mangrove-swamps
- Fundación Global Nature. (2024). LIFE Wetlands4Climate: Manual técnico. Fundación Global Nature. Obtenido de https://fundacionglobalnature.org/wp-content/uploads/2025/01/LIFE_Wetlands4Climate_manual.pdf.
- Washington State Department of Ecology. (n.d.). Functions and values of wetlands. Ecology. Obtenido de https://ecology.wa.gov/water-shorelines/wetlands/education-training/functions-values-of-wetlands
- Cirujano Bracamonte, S. (2024). Los Humedales españoles, paisaje vegetal y gestión.
- MITECO. (2023). Humedales en España. Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. https://www.miteco.gob.es
- Cabello Alemán, L. (2024). Contaminación por nitratos: la amenaza silenciosa de la agricultura intensiva. Microbacterium.
