Hoy en día, después de la publicación de libros y material audiovisual, gran cantidad de personas, relacionadas o no con el mundo de la biología, conocen la historia de las células HeLa y la gran importancia de su descubrimiento para el avance en investigación. A pesar de ello, seguro que hay otras personas que no han oído hablar de esta apasionante historia, es por ello que la repasamos en este post.
¿Os imagináis descubrir que “trocitos” de un familiar vuestro son utilizados mundialmente en investigación 20 años después de su muerte? Los familiares de Henrietta Lacks descubrieron que las células HeLa, cuyo uso se extendió rápidamente en el mundo de la investigación biomédica, se habían obtenido del adenocarcinoma de cuello de útero de su antepasado. ¿Por qué son estas células esenciales en investigación y cuáles son sus características?
La historia de Henrietta Lacks
En 1951, Henrietta Lacks, una mujer afroamericana de 31 años y de origen humilde, ingresó en el hospital John Hopkins en Baltimore, uno de los pocos hospitales de la zona que aceptaba personas afroamericanas en aquella época. La causa de su ingreso fue un bulto en la zona del abdomen, que finalmente, tras realizarse una biopsia y ser examinado, se confirmó como un adenocarcinoma de cuello de útero.
Henrietta fue tratada con los tratamientos disponibles, mayoritariamente radioterapia, pero acabó falleciendo a causa de este cáncer agresivo el 4 de octubre de 1951. Y esto, a pesar de parecer un final, no es más que el comienzo de la historia.
La muestra obtenida del tumor de Henrietta fue utilizada por investigadores del hospital como el Dr. TeLinde. El objetivo de su investigación era probar el origen común de los cánceres de cuello de útero invasivo y no invasivo, que hasta ese momento se consideraban dos tipos de tumores diferentes. Se basaba por tanto en obtener muestras de biopsias de tumores de pacientes del hospital, y cultivar las células de estos tumores, de ambos tipos, para poder demostrar que con el paso del tiempo el no invasivo acababa obteniendo capacidad de invasión. Así podría demostrar que no se trataba de dos tumores si no de un mismo tipo de tumor en distintas etapas.
Por otro lado, el tejido tumoral de Henrietta llegó también al laboratorio del Dr. Gey. Este investigador trataba de crear un cultivo celular inmortal, que ya existía a partir de células de ratas pero no de origen humano. Fue en este laboratorio donde se les puso el nombre HeLa a las células, basándose en el nombre de su “donante” (a lo largo del artículo aclararemos estas comillas).
El Dr. Gey recibía muestras tumorales de biopsias de pacientes del hospital y trataba de cultivarlas para comprobar si morían o se mantenían vivas durante más tiempo de lo normal. Es decir, si superaban las 50 divisiones, lo que se conoce como límite de Hayflick. En el caso de las células HeLa el investigador obtuvo lo que buscaba y pudo confirmar la primera línea celular inmortal de origen humano, lo que implicaría una gran herramienta para investigaciones posteriores.
La creación del consentimiento informado
¿Recuerdas las comillas anteriores cuando me he referido a Henrietta como “donante”? Pues es que realmente ella nunca donó sus células la obtención de una línea celular inmortal, sino que simplemente decidió que su biopsia pudiera ser utilizada para mejorar el diagnóstico del adenocarcinoma de cuello de útero.
Fue 20 años después de su muerte cuando los miembros de su familia se enteraron de que Henrietta seguía “viva” en cultivos celulares. Las células HeLa habían sido ya distribuidas a infinidad de laboratorios de investigación a nivel mundial, y habían generado millones de euros por los resultados de las investigaciones en las que habían sido utilizadas.
Con la denuncia de la familia Lacks, el hospital John Hopkins comenzó a exigir la firma de un consentimiento a sus pacientes antes de una operación o biopsia. Lo que es el inicio del consentimiento informado tal y como lo conocemos.
Pero es importante plantearse el dilema ético que hay detrás del caso de las células HeLa. Es cierto que la paciente y su familia deberían haber estado más informados acerca de el uso que se le iba a dar a su muestra. Pero también es verdad que no se pudo pedir autorización a Henrietta para que sus células fueran utilizadas en el desarrollo de la vacuna contra la polio o de fármacos como el tamoxifeno, en investigación de enfermedades como leucemias o Parkinson, y miles de investigaciones más, simplemente porque en 1951 se desconocía que pudieran ser utilizadas en todo este amplio rango de investigaciones.
Las grandes sumas de dinero que las células HeLa han permitido obtener son incalculables. Es por eso que en este punto cabe preguntarse si, al donar una parte de tu organismo a la ciencia se debería o no obtener un beneficio económico derivado de los avances que tu donación pueda conllevar.
Es difícil responder a esto, aunque se puede explicar basándonos en la economía del bien común. Es decir, cuando una persona hace una donación con fines científicos, es de suponer que no piensa en los beneficios económicos que su donación puede causar sino en los beneficios para la salud de toda la sociedad. Es por ello que la recompensa de dicha donación sería la posibilidad de que en algún momento tu enfermedad o dolencia pueda superarse gracias a la donación.
¿Cuál sería la alternativa? ¿Pagar por las muestras recogidas para investigación? ¿Podrían realizarse de esta forma todas las investigaciones que se llevan a cabo hoy en día? Otra opción sería pagar a posteriori, pero si se quiere conservar la anonimidad de las muestras como se hace hoy en día, ¿cómo se podría hacer si las muestras ya no están identificadas?
Es cierto que en el caso de Henrietta la información de que sus células seguían utilizándose debería de haberle sido aportada posteriormente a su familia, pero de ahí a poder obtenerse un beneficio económico de las investigaciones en las que estas células fueron utilizadas… ¿Qué opináis?
¿Por qué son tan valoradas las células HeLa?
Dejando a un lado la ética, es necesario comentar por qué estas células han sido tan importantes y cuáles son las características que las hacen especiales. Principalmente son tres rasgos de estas células los que han provocado que sean mundialmente conocidas y utilizadas:
- Son cancerígenas
Parece obvio pero como células cancerígenas tienen características que las hacen diferentes. Como la mayoría de células cancerígenas, su cariotipo (sus cromosomas) está alterado. En una célula humana se pueden encontrar 46 cromosomas, pues bien, en las células HeLa pueden identificarse hasta 80, y algunos con mutaciones importantes.
¿Por qué poseen estas anomalías? La explicación es que el virus del papiloma humano (HPV), causa de muchos de los tumores de cuello de útero, insertó su material genético (su ADN) en una zona del ADN de la célula, de tal forma que provocó que se pudiera sintetizar una proteína capaz de inhibir a p53. Digamos que p53 es “el guardián del genoma”, y repara mutaciones y errores que en muchos casos pueden dar lugar a tumores. Si está inhibido no se podrán reparar y se acumularan errores en el genoma constantemente.
- Crecimiento especialmente rápido
Se ha comprobado que el rápido crecimiento de las células HeLa en cultivo se debe a una sobreexpresión del oncogén c-myc, causada de nuevo por la inserción del HPV en el ADN de las células. Este gen provoca que la capacidad de replicarse de las células aumente.
- Inmortalidad
El límite de Hayflick no funciona para tratar de explicar el comportamiento de las células HeLa, y esto es debido a que estas células poseen una variante «superactivada» de la telomerasa. La telomerasa se encarga de regenerar los telómeros después de cada división, lo que hace que las células “no envejezcan” y puedan seguir dividiéndose de manera indefinida.
Conclusión
La historia de las células HeLa nos hace reflexionar sobre la ética que hay detrás del empleo de material humano en la investigación biomédica. Es un debate en el que es extremadamente complicado establecer una conclusión con la que todo el mundo coincida. Aún así, lo que sí refleja esta historia es lo que en su momento fue un gran avance científico y que tuvo impacto en numerosas investigaciones, además de establecer las bases para lo que conocemos actualmente como consentimiento informado.
Por último, dejo dos recomendaciones de un libro y una película muy útiles a la hora de conocer a fondo este tema.
Bibliografía
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