Escherichia coli, también llamada E. coli, es una de las bacterias más conocidas. Seguro que la recordarás por las infecciones a atletas en los pasados Juegos Olímpicos de París o por la crisis del pepino de 2011. Incluso, es posible que tú o alguna persona de tu entorno haya sufrido una infección de orina o de otro tipo causada por E. coli. Sin embargo, no todo lo relacionado con E. coli es malo ni peligroso. En este artículo, hablaremos de sus luces y de sus sombras.

Conozcamos a E. coli

Escherichia coli es una bacteria gramnegativa con forma de bacilo (así se llama a las bacterias que son alargadas, con forma de bastoncillo) que podemos encontrar de forma natural en el intestino de muchos animales, incluidas las personas, y también en muchos ambientes terrestres.

E. coli fue descrita por primera vez en 1885 por Theodor Escherich, que la aisló a partir de una muestra infantil de heces. En un primer momento, se le puso el nombre de Bacillus coli communis, que significa «bacteria común del intestino». Más tarde, en 1919 se rebautizó como Escherichia coli como homenaje a su descubridor.

En este artículo hablaremos de E. coli desde tres perspectivas diferentes. Primero, comentaremos su relación con la salud y la enfermedad (es decir, cómo nos puede causar o no enfermedades); después, hablaremos de la importancia que esta bacteria ha tenido y tiene en investigación básica y, por último, hablaremos de cómo la biotecnología saca provecho de ella.

E. coli y salud

En la mayoría de las portadas que encabeza E. coli, se presenta como una amenaza para nuestra salud. Sin embargo, no todas las E. coli nos causan enfermedad: pagan justas por pecadoras. Teniendo en cuenta su capacidad para hacernos enfermar, encontramos 3 tipos de E. coli:

  • E. coli no patógena. Este grupo incluye a las E. coli que habitan en nuestro intestino y forman parte de nuestra microbiota natural desde poco después de nacer, sin causarnos ningún tipo de daño. La microbiota es el conjunto de todos los microorganismos que viven en nuestro cuerpo y que nos ayudan a funciones tan importantes como la digestión o protegernos de patógenos.
  • E. coli patógena oportunista. Este grupo engloba a las E. coli que viven en nuestro intestino y no nos causan enfermedades, pero sí que pueden causarnos una infección en otras zonas. Por ejemplo, la mayoría de infecciones de orina están causadas por E. coli que consiguen llegar desde nuestro intestino a nuestra vejiga. Las E. coli oportunistas también pueden causar infecciones intestinales en personas inmunodeprimidas o si se rompe la barrera intestinal.
  • E. coli patógena obligada. Aquí encontramos a las cepas de E. coli que siempre causan enfermedad, intestinal o de otro tipo. La gravedad de estas es muy variable: encontramos algunas que causan síntomas diarreicos leves y otras que pueden incluso resultar mortales en el peor de los casos. También se dan algunas cepas que no causan infecciones pero producen toxinas peligrosas para la salud.

Las resistencias bacterianas

Las E. coli también guardan relación con otro peligro para la salud pública muy importante: las resistencias bacterianas. Las resistencias bacterianas son los mecanismos que hacen que los antibióticos que servían para tratar infecciones bacterianas ya no tengan eficacia contra ellas. El problema de esto es que nos estamos quedando sin tratamiendo para muchas infecciones y, de seguir así la cosa, en unos años las infecciones bacterianas podrían ser la primera causa de muerte en todo el mundo.

No solo es posible que tengamos una infección por E. coli que sea resistente al tratamiento, sino que también se han encontrado muchas E. coli en el intestino humano que no son patógenas pero sí que son resistentes a los antibióticos. Lo malo de esto, es que disponen de mecanismos genéticos para pasarles la resistencia a otras bacterias intestinales, que sí pueden ser patógenas.

¿Y qué ha pasado para que aparezcan tantas resistencias? Pues la culpa es toda nuestra, por abusar del uso de antibióticos. En la naturaleza existen bacterias que de forma natural o por alguna mutación al azar son resistentes a los antibióticos. El uso abusivo de antibióticos desde el descubrimiento de la penicilina ha favorecido que las bacterias resistentes crecieran mucho más que las sensibles, llegando a dominar las poblaciones. Por eso es tan importante que no tomemos antibióticos sin receta y que hagamos las tomas exactamente como nos dicen y el tiempo que nos dicen.

En la imagen vemos una placa de Petri con dos discos antibióticos (círculos blancos) y bacterias. SI las bacterias son capaces de crecer cerca del disco, son resistentes a él. Si el antibiótico les afecta, se forma el llamado halo de inhibición, donde no hay crecimiento alrededor del disco.

Infecciones de orina por E. coli

E. coli es la principal bacteria que causa las infecciones urinarias, sobre todo en mujeres. Esta bacteria llega a nuestra vejiga desde el intestino, porque tiene la capacidad de moverse. Las mujeres se ven más afectadas por las infecciones de orina porque tienen la uretra (el conducto que va desde la vejiga al exterior) más corta, con lo cual la bacteria necesita menos tiempo para llegar hasta ella antes de que la mujer vaya al cuarto de baño.

Algunas de las cosas que se pueden hacer para evitar las infecciones de orina son:

  • No utilizar pantalones ajustados.
  • Beber bastante agua para aumentar la frecuencia de micción.
  • Orinar después de mantener relaciones sexuales.
  • Limpiarnos de alante hacia atrás para no arrastrar las bacterias intestinales hacia la uretra.

En caso de tener infecciones de orina recurrentes, lo mejor es consultar a nuestro médico de cabecera.

Evitar infecciones por E. coli

La mayoría de contagios por E. coli se producen por el contacto con agua o alimentos contaminados con restos fecales. Por eso, debemos evitar beber y bañarnos en aguas que no estén adecuadamente potabilizadas. En el caso de los alimentos, los más peligrosos suelen ser los vegetales crudos y la carne cruda. Para minimizar el riesgo, debemos desinfectar bien los vegetales que vayamos a comer, especialmente si se consumen crudos y sin pelar, y evitar le consumo de carne poco hecha. También es muy importante lavarnos las manos adecuadamente después de ir al baño y cada vez que vayamos a comer.

No obstante, las E. coli son muy importantes en muchos otros ámbitos de nuestra vida. En el siguiente apartado hablaremos de cómo y por qué es un organismo modelo y de todo lo que hemos descubierto gracias a ella.

Lo que la ciencia ha descubierto gracias a E. coli

En investigación en ciencias biológicas tenemos lo que se conoce como organismos modelo. Los organismos modelo son seres vivos que se utilizan para la investigación básica de un proceso en concreto, que se piensa que puede ser igual o parecido en otros seres vivos. Tenemos representantes animales, vegetales, bacterianos, etc. Pues bien, Escherichia coli es un organismo modelo. De hecho, podría considerarse el organismo modelo por excelencia, ya que gracias a ella se han realizado descubrimientos extrapolables no solo a las bacterias, sino a todos los seres vivos.

En el campo de la biología molecular, E. coli ha permitido descubrir mecanismos tan importantes como la replicación del ADN, las mutaciones o la regulación de los genes. También, se empleó como modelo para descifrar el código genético y ha facilitado el estudio de la evolución de los seres vivos, entre otras muchas cosas.

Moléculas de ADN.

Su capacidad para crecer en diferentes sustratos económicos y su alta tasa de crecimiento han hecho que también tenga muchas aplicaciones biotecnológicas. Por ejemplo, como su material genético se conoce tan en profundidad, se ha conseguido modificar genéticamente para la producción industrial de proteínas recombinantes de uso farmacéutico tan importantes como la insulina humana.

¿Amiga o enemiga?

Después de todo lo comentado, no queda claro si hemos de temer o amar a Escherichia coli. Como casi siempre en biología, la respuesta es: depende. Hemos de evitar entrar en contacto con E. coli patógenas porque, más allá de una diarrea o una infección de orina leves, algunas pueden producir infecciones o toxinas muy peligrosas, incluso mortales. Para ello, podemos seguir los consejos comentados anteriormente.

Sin embargo, no olvidemos que seguramente en nuestro intestino tengamos muchas E. coli que no solo no nos causan ningún daño, sino que nos pueden ayudar a hacer la digestión y a sintetizar vitaminas. Sin olvidar, por supuesto, a la contribución que han tenido en el avance de la ciencia y la biotecnología.

Así pues, ¿las amas o las odias?

Referencias

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