La dieta cetogénica, conocida popularmente como dieta keto, altera el metabolismo al reducir drásticamente el consumo de carbohidratos y al aumentar el de grasas. Este cambio induce cetosis, un estado metabólico en el cual el cuerpo quema grasas como principal fuente de energía. La bioquímica subyacente de este cambio en el metabolismo es objeto de estudio, ya que, puede tener implicaciones en la pérdida de peso y en la salud en general.
Introducción.
La salud está estrechamente relacionada con la nutrición, ya que los alimentos que elegimos consumir a diario pueden causar un impacto significativo en nuestro organismo.
La adaptación de la dieta habitual puede ser una potente herramienta para mejorar condiciones médicas específicas, como por ejemplo ocurre en pacientes con epilepsia resistente a tratamientos farmacológicos. Esta enfermedad representa un desafío clínico considerable, debido a que los medicamentos convencionales a menudo no logran controlar eficazmente las crisis epilépticas en estos pacientes.
Ante esta situación se han explorado diversas opciones terapéuticas. En 1920, se descubrió que el ayuno intermitente mejoraba notablemente los síntomas en aquellos pacientes que lo practicaban. Este hallazgo se asoció con un aumento en los niveles de cuerpos cetónicos en la sangre, lo que sugiere un vínculo entre la cetosis inducida por el ayuno y la reducción de las crisis epilépticas en estos casos.
En ese momento se planteó la posibilidad de replicar los beneficios del ayuno mediante el aumento de los niveles de cuerpos cetónicos a través de otros métodos. De esta idea surgió la «dieta cetogénica», más conocida como dieta keto (DK), concebida para imitar los efectos del ayuno.
Más tarde, en 1970, el Dr. Robert Atkins introdujo el concepto de la DK como una idea para la pérdida de peso. Esta dieta se fundamenta en un alto consumo de grasas y una restricción en el consumo de carbohidratos, lo que provoca un incremento en la producción de cuerpos cetónicos en el organismo. Este aumento de cuerpos cetónicos conduce a la activación de una ruta metabólica conocida como cetosis.
En las últimas décadas, la dieta ha cobrado una relevancia significativa, convirtiéndose en un estilo de alimentación ampliamente adoptado por la población. En este contexto, el artículo se centrará en ofrecer una visión general de los efectos de esta dieta en la salud.
¿Qué es la cetosis?
Cuando se sigue una dieta equilibrada y variada, como la dieta mediterránea, el cuerpo utiliza principalmente carbohidratos para obtener energía. La presencia adecuada de carbohidratos desencadena la liberación de insulina, que facilita la absorción y almacenamiento de glucosa como fuente de energía.
En ausencia de carbohidratos en el organismo, la secreción de insulina disminuye, lo que lleva al cuerpo a recurrir a sus reservas de glucosa, que se encuentran almacenadas en forma glucógeno, como fuente de energía primaria. Una vez agotadas estas reservas, el cuerpo entra en un estado de alerta y comienza a utilizar la grasa almacenada como principal fuente de combustible.
La descomposición de la grasa en ácidos grasos libres, que se produce en el hígado, proporciona los componentes necesarios para la producción de cuerpos cetónicos (Figura 1), acetona, acetoacetato y D-𝛽-hidroxibutirato.
La acetona se elimina por exhalación, mientras que, el acetoacetato y el D-𝛽-hidroxibutirato se transportan por sangre a tejidos extrahepáticos, dónde se convierten en acetil-CoA y se oxidan a través del ciclo del ácido cítrico, proporcionando gran parte de la energía necesaria para tejidos tales como los músculos esquelético y cardíaco, y la corteza suprarrenal.
El cerebro, que usa preferentemente glucosa como combustible, puede adaptarse al uso de estos cuerpos cetónicos cuando no dispone de glucosa.
Efectos en la salud.
Varios estudios a corto plazo han sugerido que adoptar la DK podría resultar efectivo no solo para la pérdida de peso, sino también como un complemento en el tratamiento de diversas enfermedades como el cáncer, enfermedades neurológicas, cardiovasculares y la diabetes, así como en la modulación del microbioma intestinal (Figura 2).
Sin embargo, es importante considerar que la eficacia de la DK puede variar según las condiciones fisiológicas individuales. Por ejemplo, en mujeres embarazadas, la adopción de esta dieta podría aumentar el riesgo de defectos del tubo neural y niveles bajos de ácido fólico en los bebés, por lo que, se recomienda no adoptar este tipo de dietas a mujeres en dicho estado.
A pesar de estos hallazgos prometedores, persisten importantes lagunas en nuestra comprensión de los efectos a largo plazo de la DK, lo que subraya la necesidad de investigaciones adicionales para explorar completamente tanto sus beneficios potenciales como posibles limitaciones a lo largo del tiempo.
Pérdida de peso.
En determinados casos, las personas que han seguido la DK han logrado reducir su peso. Esto se puede explicar a través de varios mecanismos fisiológicos que promueven la pérdida de grasa y la disminución del apetito. Por ejemplo, la reducción en los niveles de insulina estimula la lipólisis, el proceso mediante el cual el cuerpo descompone las grasas para obtener energía.
Por otra parte, al adoptar este tipo de dieta, el cuerpo activa la gluconeogénesis para sintetizar glucosa endógena, lo cual requiere una considerable cantidad de energía. Esta producción de glucosa es crucial para garantizar un suministro constante de energía al cerebro y otros tejidos, incluso cuando la disponibilidad de carbohidratos en la dieta es baja, lo que refleja un mecanismo adaptativo del organismo para mantener la homeostasis energética.
Es importante tener en cuenta que la adherencia a la dieta keto puede resultar complicada debido a diversos factores. La restricción estricta de carbohidratos puede requerir un cambio significativo en los hábitos alimenticios, lo que puede ser difícil de mantener a largo plazo, especialmente en sociedades donde los carbohidratos son una parte central de la dieta. Además, la limitada variedad de alimentos permitidos puede llevar a la monotonía y la falta de satisfacción en las comidas. Otro desafío es la necesidad de monitorear constantemente la ingesta de macronutrientes para mantenerse en un estado de cetosis, lo que puede ser tedioso y requerir un esfuerzo adicional.
Además, los efectos secundarios comunes de la dieta keto, como la fatiga, el estreñimiento y las deficiencias nutricionales, pueden afectar la calidad de vida y dificultar la adherencia a largo plazo.
Cáncer.
La DK ha sido objeto de estudios preclínicos y clínicos (Figura 3) en varios tipos de cáncer, revelando potenciales efectos antitumorales como la reducción del crecimiento tumoral y la sensibilización de las células cancerosas a la quimioterapia y radioterapia.
Se han observado respuestas terapéuticas favorables en algunos pacientes en estudios clínicos. Sin embargo, la evidencia es limitada y proviene principalmente de informes de casos individuales y estudios piloto. Además, la adherencia a la dieta keto puede verse obstaculizada por efectos secundarios.
Aunque los datos actuales sugieren su potencial como tratamiento adyuvante, se necesitan más investigaciones para comprender completamente los beneficios y limitaciones de la dieta keto en el contexto del cáncer, especialmente a largo plazo ya que, la falta de ensayos clínicos aleatorizados limita la comprensión de su eficacia y su impacto en diferentes tipos de cáncer.
Enfermedades neurológicas.
La DK ha sido objeto de investigación debido a su posibles efectos beneficiosos en enfermedades neurológicas como la epilepsia, el Alzheimer, el Parkinson, la esclerosis múltiple y la migraña.
Pese a que sus mecanismos de acción aún no están completamente comprendidos en el sistema nervioso, diversos estudios clínicos han demostrado que la DK reduce la producción de especies reactivas de oxígeno, disminuye la inflamación neuronal, promueve la reconstrucción de mielina, repara mitocondrias dañadas y proporciona una fuente alternativa de energía a través de los cuerpos cetónicos.
Además, afecta positivamente el metabolismo neuronal alterado en estas enfermedades al reducir los niveles de glucosa e insulina, inducir la autofagia, modular la microbiota intestinal y la expresión génica. También aumenta la producción de dopamina y favorece la conversión de glutamina en el neurotransmisor GABA. La combinación de estos efectos explica por qué esta dieta podría ser beneficiosa como adyuvante en el tratamiento de estas enfermedades.
Enfermedades cardiovasculares.
La DK ha desafiado la creencia convencional sobre las grasas saturadas y las enfermedades cardiovasculares. Investigaciones recientes, como EPIC y PURE, sugieren que las dietas altas en carbohidratos pueden ser más perjudiciales que las ricas en grasas saturadas.
Otros estudios sobre dietas bajas en carbohidratos, como la DK, muestran mejoras en los perfiles lipídicos, con reducción de triglicéridos y aumento del HDL. Aunque se observa un aumento del LDL en algunos casos, está asociado con partículas grandes menos aterogénicas.
Pese a los hallazgos descubiertos, se necesitan más estudios para comprender completamente el impacto a largo plazo de la DK en la salud cardiovascular. Se ha sugerido revisar las recomendaciones dietéticas globales y actualizarlas para reflejar la complejidad de los efectos de los diferentes nutrientes en la salud cardiovascular.
Diabetes.
En la década de 1920, médicos como el Dr. Elliot Joslin y el Dr. Frederick Allen recomendaban dietas bajas en carbohidratos para controlar los niveles de glucosa en sangre en pacientes diabéticos.
En la diabetes tipo 1, esta dieta busca minimizar errores en la administración de insulina al reducir los picos repentinos de glucosa, lo que puede ser menos probable al evitar el consumo de carbohidratos.
Para la diabetes tipo 2, se ha demostrado que una dieta baja en carbohidratos reduce significativamente los niveles de glucosa en ayunas y la hemoglobina A1c, lo que puede disminuir la necesidad de medicamentos antidiabéticos.
Microbioma.
El microbioma gastrointestinal humano, influenciado por factores como la dieta y el ejercicio, afecta a la respuesta del cuerpo a los alimentos y a el riesgo de enfermedades metabólicas.
La DK puede alterar la composición bacteriana, con efectos tanto positivos como negativos. Dado que estos efectos han sido estudiados mayoritariamente a corto plazo y en casos específicos, se necesitan más investigaciones, incluidos ensayos clínicos a largo plazo, para comprender mejor su efectividad y seguridad.
Se ha sugerido la combinación de la DK con pre y probióticos y la integración de métodos avanzados de evaluación microbiótica para desarrollar intervenciones dietéticas más específicas.
Conclusiones.
La adopción de la DK, ampliamente conocida por sus efectos positivos en la epilepsia refractaria, podría ser beneficiosa para pacientes que sufren sobrepeso, diabetes, cáncer, trastornos neurológicos e incluso para modificar el microbioma intestinal. Aunque las investigaciones sobre la DK han demostrado beneficios en ciertas condiciones y a corto plazo, los efectos a largo plazo de mantener un estado de cetosis prolongado aún no están completamente comprendidos.
Es importante destacar los riesgos asociados con una adopción no controlada a esta dieta, como malestares gastrointestinales, deshidratación, desequilibrios electrolíticos y halitosis debido a la producción de acetona. Además, la restricción de carbohidratos en la DK puede provocar deficiencias nutricionales si no se planifica adecuadamente, ya que la eliminación de carbohidratos puede limitar la ingesta de nutrientes esenciales como vitaminas, minerales y fibra. Por ello, es fundamental una supervisión cuidadosa y una planificación rigurosa al seguir una dieta cetogénica para minimizar riesgos y maximizar los potenciales beneficios.
También es esencial considerar la dificultad de mantener la adherencia a largo plazo a este tipo de dieta. En caso de optar por seguir la DK, lo recomendable sería abordar estos desafíos con la supervisión y la prescripción de un profesional de la nutrición y de la salud.
Bibliografía.
- Allen FM. Total dietary regulation in the treatment of diabetes. [Accessed December 14, 2021]; Rockefeller Institute for Medical Research Published. 1919.
- Boden G, Sargrad K, Homko C, Mozzoli M, Stein TP. Effect of a Low-Carbohydrate Diet on Appetite, Blood Glucose Levels, and Insulin Resistance in Obese Patients with Type 2 Diabetes. Ann Intern Med. 2005 Mar 15;142(6):403–11. doi: 10.7326/0003-4819-142-6-200503150-00006.
- Desrosiers TA, Siega-Riz AM, Mosley BS, Meyer RE, Study NBDP. Low carbohydrate diets may increase risk of neural tube defects. Birth Defects Res. 2018;110(11):901–909. doi: 10.1002/bdr2.1198.
- Dowis K, Banga S. The Potential Health Benefits of the Ketogenic Diet: A Narrative Review. Nutrients. 2021 May 13;13(5):1654. doi: 10.3390/nu13051654.
- Dyńka D, Kowalcze K, Paziewska A. The Role of Ketogenic Diet in the Treatment of Neurological Diseases. Nutrients. 2022 Nov 24;14(23):5003. doi: 10.3390/nu14235003.
- McGaugh E, Barthel B. A Review of Ketogenic Diet and Lifestyle. Mo Med. 2022 Jan-Feb;119(1):84-88.
- Paoli A, Bianco A, Grimaldi KA, Lodi A, Bosco G. Long Term Successful Weight Loss with a Combination Biphasic Ketogenic Mediterranean Diet and Mediterranean Diet Maintenance Protocol. Nutrients. 2013;5(12):5205–5217. doi: 10.3390/nu5125205.
- Paoli A, Mancin L, Bianco A, Thomas E, Mota JF, Piccini F. Ketogenic Diet and Microbiota: Friends or Enemies? Genes (Basel). 2019 Jul 15;10(7):534. doi: 10.3390/genes10070534.
- Pinargote Santana, P., Zambrano Párraga, E., & Urgilés Campoverde, W. (2022). Eficacia de la dieta cetogénica en epilepsia refractaria en niños. Salud ConCiencia,1(1), e2. doi: 10.55204/scc.v1i1.e2.
- Tao Y, Leng SX, Zhang H. Ketogenic Diet: An Effective Treatment Approach for Neurodegenerative Diseases. Curr Neuropharmacol. 2022 Nov 15;20(12):2303-2319. doi: 10.2174/1570159X20666220830102628.
- Vidali S, Aminzadeh S, Lambert B, Rutherford T, Sperl W, Kofler B, Feichtinger RG. Mitochondria: The ketogenic diet–A metabolism-based therapy. Int J Biochem Cell Biol. 2015 Jun;63:55-9. doi: 10.1016/j.biocel.2015.01.022.
- Weber DD, Aminzadeh-Gohari S, Tulipan J, Catalano L, Feichtinger RG, Kofler B. Ketogenic diet in the treatment of cancer – Where do we stand? Mol Metab. 2020 Mar;33:102-121. doi: 10.1016/j.molmet.2019.06.026.
- Wheless JW. History of the ketogenic diet. Epilepsia. 2008 Nov;49 Suppl 8:3-5. doi: 10.1111/j.1528-1167.2008.01821.x.
- Yancy WS, Foy M, Chalecki AM, Vernon MC, Westman EC. A low-carbohydrate, ketogenic diet to treat type 2 diabetes. Nutr Metab. 2005;2(1):34. doi: 10.1186/1743-7075-2-34.
- La dieta cetogénica está de moda. El rigor científico no. – Julio Basulto
- Dieta cetogénica para perder grasa: lo que debes saber antes de lanzarte – Nico Haros